sábado, 16 de octubre de 2010

HAY UNA MUJER ...


Que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor,
y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.

Una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana
y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud.

Una mujer, que si es ignorante, descubre con mas acierto los secretos
de la vida que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños.

Una mujer, que siendo pobre se satisface con los que ama,
y siendo rica daría con gusto sus tesoros por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león.

Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado
todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo
lo que poseemos por mirarla de nuevo un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.

De esa mujer no me pidas el nombre, si no quieres que empape en lágrimas el pañuelo...
esa mujer yo la vi por el camino.

¡Es mi Madre!

Fuente: Leonismo Argentino

Fotografía: Silvia Cristina

5 comentarios:

LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS dijo...

Gracias, lo he recibido en mi cuenta de correo y te agradezco que me lo enviases.
Es muy bueno y es también la pura realidad...
Un abrazo
Blanca

Lidia M. Domes dijo...

Es muy bello el escrito y bello e intenso el amor de la MADRE, si...

Muchas veces nuestra madre nos da todo.

Y si te pasa lo contrario...

Si por algún motivo sentís

que tu madre no te dio lo suficiente...

que hubiera sido mucho mejor de otra manera...

Que ella prefiere a tu hermano o a tu hermana...

Que no te colma su presencia, sino que te altera...

Lidia M. Domes dijo...

Tal vez,

en algún momento

se haya interrumpido su AMOR hacia ti...

(porque le dieron anestesia durante el parto-

porque naciste con problemas, o prematuro/a

y te llevaron a la incubadora-

o ella estuvo grave o entró en shock).

* * *

O durante tu infancia tuvo que estar lejos:

internada

viajando,

enferma....

* * *

Puede ser también que ella, tu madre,

no haya establecido un buen vínculo con su propia madre,

y nadie puede dar lo que no ha tomado.

* * *


Podés mirarla dentro tuyo

con los ojos cerrados

y el corazón abierto

y decirle:

"Mamá:

¡Gracias, por la VIDA!

♥ ♥ ♥

Con lo que me diste fue suficiente

y cuando sienta que algo me faltó

puedo buscarlo

encontrarlo

y hacer algo bueno

con este regalo que he recibido".

♥ ♥ ♥

Todos los días

Somos hijos

De nuestra madre y nuestro padre.

¡¡¡Gracias a los dos!!!

♥ ♥ ♥


Lidia

celebrador dijo...

A ver, saber apreciar tesoros es un arte nada fácil, de hecho, nuestra habitual incapacidad para apreciar tesoros define de forma genérica al autodenominado "homo ¿sapiens-sapiens?". Por ejemplo, el último aliento tomado ¿cuanto valía en realidad?.

Con la presencia de la madre ocurre mucho de eso, pero, a la vez, es muy inexacto "deificarlas".

Un abrazo moceta

BB dijo...

Que maravilla.. es un inmenso placer leerte..

Un abrazo
BB