miércoles, 5 de mayo de 2010

La Niña y el Acróbata


Era una niña de ojos grandes como lunas, con la sonrisa suave
del amanecer. Huérfana siempre desde que ella recordara, se
había asociado a un acróbata con el que recorría, de aquí para
allá, los pueblos hospitalarios de la India.

Ambos se habían especializado en un número circense que

consistía en que la niña trepaba por un largo palo que el hombre
sostenía sobre sus hombros.
La prueba no estaba ni mucho menos exenta de riesgos.

Por eso, el hombre le indicó a la niña: --Amiguita, para evitar que
pueda ocurrirnos un accidente, lo mejor será que, mientras
hacemos nuestro número, yo me ocupe de lo que tú estás

haciendo y tú de lo que estoy haciendo yo.
De ese modo no correremos peligro, pequeña.

Pero la niña, clavando sus ojos enormes y expresivos en los de
su compañero, replicó:--No, Babu, eso no es lo acertado.
Yo me ocuparé de mí y tú te ocuparás de ti, y así, estando cada
uno muy pendiente de lo que uno mismo hace, evitaremos

cualquier accidente.

El Maestro dice: Permanece vigilante de ti y libra tus propias
batallas en lugar de intervenir en las de otros.
Atento de ti mismo, así avanzarás seguro por la vía hacia la
Liberación definitiva.

Un cuento de la India Textos para Crecer -

Escrito por Marta Sañudo
claudiomdominguez.com.ar

5 comentarios:

Catalina Zentner Levin dijo...

Sabia respuesta, la de la niña.

Besos,

Recomenzar dijo...

hermoso texto lleno de sabiduría

Coruja dijo...

Muy buena elección tu texto, pleno de significado... Y tu blog sigue siendo una pruega de tu buen gusto... sobriedad y belleza.

Gracias, Silvia, por criarlo... :)

Un abrazo.

José Luis Carvajal dijo...

¡Muy lindo texto, feliz día de la Virgen de Luján!

Lidia M. Domes dijo...

Bello relato!!!

Estar en profunda comunión consigo mismo y en estado de presencia, aquí y ahora.

Abrazos,

Lidia