viernes, 28 de agosto de 2009
Manos hermosas
Hace mucho tiempo vivían en un palacio real tres hermosas damas.
Una mañana, mientras paseaban por el maravilloso jardín con sus fuentes y rosales, empezaron a preguntarse cuál de las tres tenía las manos más hermosas.
Elena, que se había teñido los dedos mientras sacaba las deliciosas fresas, pensaba que las suyas eran las más hermosas.
Antonieta había estado entre las rosas fragantes y sus manos habían quedado impregnadas de perfume. Para ella las suyas eran las más hermosas.
Juana había metido los dedos en el claro arroyo y las gotas de agua daban resplandores como si fueran diamantes. Ella pensaba que sus manos eran las más hermosas.
En esos momentos, llegó una muchacha menesterosa que pidió que le dieran una limosna, pero las damas reales apartaron de ella sus vestiduras reales y se alejaron.
La mendiga, pasó a una cabaña que se hallaba cerca de allí y una mujer tostada por el sol y con las manos manchadas por el trabajo, le dio pan.
La mendiga, continúa diciendo la leyenda, se transformó en un ángel que apareció en la puerta del jardín y dijo:
Las manos más hermosas son aquellas que están dispuestas a bendecir y ayudar a sus semejantes.
OJALÁ, TODOS TUVIÉRAMOS MANOS TAN HERMOSAS COMO ÉSTAS
Fuente: laluzdemariaines
Imágen: Flores de mi jardín-Silvia Cristina
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6 comentarios:
Hermoso cuento.. las manos que escriben estos cuentos son excelentes, como bellas
Saludos fraternos
Un abrazo
Que tengas un buen fin de semana
Bello cuento...
A veces la belleza no tiene nada que ver con lo externo...
Un abrazo!!!
Lidia
Hola Silvia Cristina,
Un cuento que a mi me toca de una forma muy especial, pues siempre tengo ganas de sonreir cuando leo en alguna revista de belleza: "tus manos hablan por ti..." si, que hablan pero al reves de lo que la gente se cre... tu lo 'atrapaste' :)
Un abrazo, linda alma!
Como siempre, todo lo que eliges es muy interesante, profundo y motivador.
Ya volví de las vacaciones y quiero agradecerte tus visitas y comentarios.
Muchos besos, alegre Silvia Cristina
Alentador y bello escrito que me hace querer tu espacio Amor todavía más. Adoro visitarlo
Bellìsima historia, mil gracias por recordarnos esa gran verdad
Te bendigo
Isaac
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