lunes, 2 de marzo de 2009

Yo pedí...

Pedí fuerza y…Dios me dio dificultades,
para hacerme fuerte.
Pedí sabiduría y…Dios me dio problemas
para resolverlos.
Pedí prosperidad y…Dios me dio talento y cerebro
para trabajar.
Pedí valor y…Dios me dio peligros
para superar.
Pedí paciencia y…Dios me puso situaciones
en las que debí esperar.
Pedí amor y…Dios me dio gente necesitada
para ayudar.
Pedí favores y…Dios me dio oportunidades.
No recibí nada de lo que pedí.
Recibí todo lo que necesitaba.
Mi oración ha sido respondida.

Autor Desconocido
Imágen: Flores del Jardín de mi hermana Mirta

9 comentarios:

mj dijo...

Él siempre nos da aquello que necesitamos....
Un beso grande amiga
mj

Juan Antonio dijo...

Silvia Cristina

El Señor siempre está dispuesto para escucharnos y siempre nos da lo que es bueno para nosotros.

Que Dios te siga bendiciendo.

Juan Antonio

Lidia M. Domes dijo...

Si, recibimos lo que necesitamos, pidamos o no!!!

Sólo que a veces protestamos, porque no nos damos cuenta!!!

Abrazos,

Lidia

Hada Isol ♥ dijo...

Dios nos escucha siempre y nos ama tanto es una padre maravilloso!

Hada Isol ♥ dijo...

Silvia te dejo un fuerte abrazo!

toñi dijo...

De alguna forma Dios siempre nos da lo que necesitamos.
Un beso

Myriam dijo...

BELLISIMO POEMA, es asi, Dios nos da siempre aquello que enverdad necesitamos.

las pruebas que pasamos en nuestro camino desde la cuna a la tumba, son los aprendisajes que debemos pasr para superarnos como seres humanos. para poder crecer.

Vengo a gardecerte especialmente tus lindas palabras en mi blog y a darte la bienveida, siempre que lo desees.

Estare visitandote aqui para leer mas post, ahora, los iento, apremia el trabajo.

Un gran abrazo

Rio Oria dijo...

Mi marido dice que él no pide nunca que ya sabe Dios lo que nos conviene, yo a veces soy mas pedigüeña y me da la sensación de que está un poquito "sordo".
Un beso.
Olalla.

José Ignacio Lacucebe dijo...

Poco puedo añadir que no haya sido ya dicho.
Olalla, o mejor dicho su esposo parece ser que tiene un sentimiento que comparto. No es fácil de determinar. Lidia es posible que con su especial manera de decir lo matice un poco más.
No siento al Padre, tanto en la faceta de satisfacer los deseos del hijo, como el ser que engendra y acoge.
La reflexión de Teresa de Calcuta es sublime aunque me da la sensación que no responde a su profundo sentir. Su personalidad le inundaba de ternura y ella tenía el valor de manifestarla y comprometerse aceptando muchos riesgos y el no ser comprendida.
El Padre le dotó de un valor y ella supo acrecentarlo a pesar de las penalidades que fortalecieron su atractiva personalidad.
Sus dudas fueron tan o más fuertes que su fe pero estoy seguro que en todo momento fue acogida por el Padre.
Hasta pronto