Tú les has dado su ser y las has puesto en equilibrio y armonía.
Están llenas de tu misterio, que toca el corazón si es piadoso.
También a nosotros, ¡oh Señor!, nos has llamado a la existencia
También a nosotros, ¡oh Señor!, nos has llamado a la existencia
y nos has puesto entre ti y las cosas.
Según tu modelo nos has creado y nos has dado parte de tu soberanía.
Tú has puesto en nuestras manos tu mundo,
para que nos sirva y completemos en él tu obra.
Pero hemos de estarte sometidos,
y nuestro dominio se convierte en rebelión
y robo si no nos inclinamos ante ti,
el único que llevas la corona eterna
y eres Señor por derecho propio.
Maravillosa, ¡oh Dios!, es tu generosidad.
Maravillosa, ¡oh Dios!, es tu generosidad.
Tú no has temido por tu soberanía
al crear seres con poder sobre ellos mismos
y al confiar tu voluntad a su libertad.
¡Grande y verdadero Rey eres tú!
Tú has puesto en mis manos el honor de tu voluntad.
Tú has puesto en mis manos el honor de tu voluntad.
Cada palabra de tu revelación dice que me respetas
y te confías a mí, me das dignidad y responsabilidad.
Concédeme la santa mayoría de edad,
que es capaz de aceptar la ley que tú guardas
y de asumir la responsabilidad que tú me transfieres.
Ten despierto mi corazón para que esté ante ti en todo momento,
y haz que mi actuación se convierta en ese dominio
y esa obediencia a que tú me has llamado.
Amén.
De Romano Guardini
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