lunes, 10 de septiembre de 2007

Salmo 95 (94) Vengan, cantemos al Señor

Los que venimos a alabar a Dios preparémonos a escuchar sus palabras
y procuremos obedecer su voluntad en la vida diaria.


Vengan, cantemos jubilosos al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva;
delante de él marchemos dando gracias,
aclamémoslo al son de la música.

Porque el Señor es un Dios grande,
el soberano de todos los dioses:
en su mano está el fondo de la tierra
y suyas son las cumbres de los montes;
suyo es el mar, él fue quien lo creó;
y la tierra firme, formada por sus manos.

Entremos y adoremos de rodillas,
prosternados ante el Señor
que nos creó; pués él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que guía y apacienta.

Ustedes pueden, hoy, oír su voz;
"No sean tercos como en Meribá
o como el día de Masá, en el desierto,
cuando vuestros padres me desafiaron
y me provocaron
aunque habian visto mis obras."

Me disgustó esta raza por cuarenta años,
por eso yo me dije:
"Este es un pueblo de corazon extraviado,
que no ha conocido mis caminos."
Entonces, en mi cólera, juré:
"Jamás entrarán en mi reposo."
extraído de La Biblia Latinoamérica

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